La alimentación sostenible
La alimentación sostenible se refiere a un sistema alimentario que satisface las necesidades nutricionales y sanitarias de las generaciones actuales, al tiempo que preserva los recursos naturales, los ecosistemas y la biodiversidad, con el fin de garantizar esas mismas necesidades para las generaciones futuras. Abarca aspectos ambientales, económicos, sociales y culturales, con el objetivo de conciliar la producción, la transformación, la distribución, el consumo y la gestión de los residuos alimentarios de manera responsable.
Principios clave de la alimentación sostenible
- Medioambiental:
- Reducción del impacto ecológico: minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), el consumo de agua y la deforestación.
- Preservación de los ecosistemas: mantener la biodiversidad y evitar la sobreexplotación de los suelos, los recursos marinos y los bosques.
- Producción local y de temporada: Fomentar los circuitos cortos y consumir productos adaptados al clima y a las estaciones para reducir la huella de carbono.
- Social:
- Accesibilidad: Garantizar el acceso universal a una alimentación sana, suficiente y asequible.
- Equidad: Respetar los derechos de los trabajadores agrícolas y promover condiciones de trabajo justas en toda la cadena alimentaria.
- Respeto por las culturas: Preservar las tradiciones culinarias locales e integrar prácticas alimentarias sostenibles.
- Económico:
- Apoyo a las economías locales: Favorecer a los pequeños productores y a las empresas locales.
- Moderación de las pérdidas y el desperdicio: Reducir las pérdidas en la cadena de suministro y el desperdicio de alimentos entre los consumidores.
- Nutricional y sanitario:
- Promoción de la salud: Fomentar dietas equilibradas ricas en frutas, verduras, cereales integrales y fuentes de proteínas sostenibles (legumbres, insectos, proteínas vegetales).
- Reducción de los alimentos ultraprocesados: Limitar el consumo de productos nocivos para la salud y que consumen muchos recursos.
Criterios de una alimentación sostenible:
Para que una alimentación se considere sostenible, debe:
- Tener un bajo impacto medioambiental (reducción de GEI, consumo moderado de agua y energía).
- Favorecer la salud humana a corto y largo plazo.
- Apoyar las economías locales y los medios de subsistencia de los agricultores.
- Ser culturalmente aceptable y promover la diversidad alimentaria.
Los objetivos de la alimentación sostenible:
- Seguridad alimentaria y nutricional: Garantizar la disponibilidad, el acceso y el uso suficientes de alimentos para todos.
- Reducción de las desigualdades: Promover una cadena alimentaria equitativa.
- Mitigación del cambio climático: Limitar los impactos del sector agroalimentario en el calentamiento global.